Herramientas

El destornillador (y el tornillo)

Destornillador, Museo de la Agricultura, Jarama

Con permiso del martillo – posiblemente la primera herramienta de la humanidad y la más utilizada en la actualidad si incluimos sus variantes – el destornillador está presente en todas partes. En todos los oficios se usa, alguna vez, un destornillador, incluso los cirujanos lo manejan a diario. Allí donde miremos, hay tornillos y, donde hay tornillos, hay destornilladores o sus más directos descendientes: las llaves fijas o las omnipresentes llaves inglesas.

La primera duda que nos viene, cada vez que cogemos un destornillador es: ¿se llama destornillador o atornillador? Cierto que lo usamos para soltar los tornillos; por lo tanto, su nombre debe ser destornillador. Pero, y ahí viene lo malo, también lo usamos para apretar los tornillos; por lo tanto, debe llamarse atornillador. Si además nos dicen que en algunos países de Centroamérica lo llaman desarmador la cosa se complica. Que vale, es imprescindible para desarmar cualquier maquina; pero también es imprescindible para armar la máquina que antes hemos desarmado ¿por qué no lo llaman armador?… Bueno, aquí lo dejo, y que cada uno le ponga el nombre que quiera.

UN POCO DE HISTORIA

El destornillador de punta plana, tal como lo conocemos hoy, nació en algún lugar de Alemania o norte de Francia, allá por el siglo XV, en plena Edad Media tardía. Su primera mención la encontramos en Housebook of Wolfegg Castle (Libro de la casa del castillo de Wolfegg) un manuscrito medieval escrito entre 1475 y 1490.  Varios siglos más tarde, Leonardo da Vinci habló de algo parecido en sus escritos e, incluso, diseñó varios accesorios intercambiables.

Puntas de destornillador

Las primeras herramientas parecidas a los destornilladores fueron diseñadas y empleadas por los carpinteros europeos de la Edad Media, aunque es muy probable que ya se usara en el Imperio Romano. Los primeros clavos (eran cuadrados, pues se hacían a mano sobre el yunque) tenían un pequeño problema: al secarse la madera quedaban holgados (hoy también pasa) Este problema se resolvía practicando una muesca en la cabeza del clavo ya clavado en la madera y, con algo parecido a un destornillador de punta plana, darle media vuelta. Se conseguía un mayor agarre y que el clavo tardara más tiempo en coger holgura. Esta técnica se usó hasta el desarrollo y fabricación industrial del tornillo, y ya tenemos el destornillador entre nuestras manos.

Por muchos años, el tornillo plano, con una sola ranura, para el destornillador Parker o de pala dominaron el mundo. Pero el destornillador gozó de una gran revolución en 1933. Oregonian J.P. Thompson desarrolló lo que llamó “tornillo empotrado cruciforme” lo que hoy conocemos como tornillo Phillips o tornillo de cruz. Pero nadie creyó que su invento sirviera para algo. Si ya tenían los tornillos planos de una ranura ¿para qué calentarse la cabeza con otro tornillo? El caso es que su invento durmió en un cajón casi diez años, hasta que el ingeniero Henry Phillips lo descubrió, le gusto y compró la patente. Demostró que los tornillos de cruz encajan mejor en el destornillador, se puede hacer más fuerza, la muñeca sufre menos y el tornillo queda más firme. Pero tiene un pequeño defecto, que le va muy bien a los fabricantes de destornilladores. Cuando la punta de un destornillador plano se desgasta, es muy fácil hacer que recobre su forma original. Con una lima o una amoladora de banco, además de cinco minutos de trabajo, problema resuelto. Pero devolver la forma a un destornillador de cruz es mucho más complicado y trabajoso Es más sencillo comprar uno nuevo y problema resuelto.

El tornillo de cruz es perfecto para el destornillador eléctrico. Todos sabemos que es algo difícil apretar o soltar un tornillo plano con un destornillador eléctrico, la punta suele resbalar en la ranura. En cambio, es muy fácil con tornillos de cruz. El destornillador eléctrico nació con la carrera espacial, pues los astronautas, en sus paseos fuera de los vehículos, necesitaban algo rápido y eficiente para soltar o apretar los tornillos, la solución fue el destornillador eléctrico a batería. Por cierto, todos los tornillos de los trastos que van al espacio son de cruz.

Desgraciadamente, aún no ha llegado la revolución definitiva en los destornilladores, aunque ya hay algún atisbo de cómo será. Vemos esos atisbos en Doctor Who. El compañero inseparable de este intrépido viajero del tiempo es un destornillador sónico, una herramienta universal que sirve para todo, menos para apretar o soltar tornillos. Si revisamos todos los capítulos- son un buen montón, además de alguna película – nunca vemos que atornille o desatornille tornillos. Si me equivoco, decídmelo, haced el favor.

Destornilladores que no son herramientas

Queda por mencionar otro destornillador universal, consumido en todos los continentes y, usado con moderación, está riquísimo. También se le conoce como Vodka Naranja, pues es el resultado de mezclar vodka con zumo de naranja. Veamos cómo podemos elaborarlo. En un vaso grande se pone hielo al gusto, 45 ml de vodka, zumo de naranja natural y una guinda o cereza natural. Algunos le ponen zumo de limón o mandarina, incluso pomelo y está igual de rico. Sea de naranja, limón o pomelo, adornarlo con una rodaja de naranja o limón que debe degustarse al final de la bebida. Consumir frío y con moderación. Hay que añadir una varita de plástico o cristal para remover el líquido antes de catarlo, ya que el zumo de naranja y el vodka tienen densidades distintas. Esa varita guarda el secreto del nombre de esta exquisita bebida. El destornillador, tal como lo bebemos hoy, nació hacía 1950, en los campos petroleros de Norteamérica. Como aún no se habían inventado las varitas de plástico, usaban destornilladores para remover la bebida.

Y ya está. Esta es la corta pero interesante historia del destornillador. Espero que les haya gustado.

Una pregunta. ¿De qué dos herramientas desciende el hacha.

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